Hoy decidí escribir sobre algo que para mi misma ha sido complicado, siendo una persona que vive imaginando lo que traera el futuro a cada segundo es complicado identificar esos momentos en los realmente se es plenamente feliz sin comenzar a buscar esa sensación nuevamente con un reto nuevo, una nueva experiencia o lo que sea. A lo largo de la vida se nos ha dicho que debemos aprender a disfrutar la vida, sin embargo son pocos quienes entienden realmente cómo hacerlo. Nunca me cuestione si yo misma disfrutaba o no de mi vida hasta que vi por primera vez mi película favorita "EAT, PRAY, LOVE", en una de las escenas de la película un grupo de italianos cuestionan a una norteamericana sobre el estilo de vida que llevamos los occidentales, en el que trabajamos de lunes a viernes por horas y horas sin descanso y cuando fianlemnte tenemos algún momento para descansar y hacer algo más pareciera que necesitamos permiso para darnos un descanso, el fin de semana mientras observamos un comercial en la televisión que nos invita a comprar una cerveza acompañado de nuestra reacción diciendo "si me lo merezco" sin embargo terminamos consumiendo el six pag entero y sintiéndonos una mierda a la mañana siguiente, eso no es disfrutar de ese descanso, ellos dicen los italianos no necesitan que nadie les diga que se merecen un descanso ellos simplemente lo tienen, algo a lo que ellos llaman: dolce far niente (el placer de no hacer nada).
Creo que esa película me dio una perspectiva bastante descriptiva de nuestras vidas adultas llenas de excesos y cero goce, aunque ¿de qué se trata realmente disfrutar la vida? en mi opinión no tiene absolutamente nada que ver con los excesos con darte " el supuesto gusto" de beber alcohol los fines de semana o salirte de la dieta y comer todo lo que no te permites entre semana y después autocompadecerte en el arrepentimiento o en las consecuencias negativas de lo que hiciste, creo que va mas allá de eso y para mi como lo dicen los budistas tiene que ver con la Impermanencia que no es nada mas que aceptar todas las situaciones tal cual como se presentan sin desear que fueran diferentes, pienso que todos nos complicaríamos menos y disfrutaríamos más si encontráramos la manera de realmente vivir los momentos que nos tocan en este momento, no tiene nada que ver con posponer el disfrute a que llegue el viernes, a que llegue la quincena, las vacaciones, la relación de pareja, el dinero, el éxito...
Y disfrutar día con día lo que hacemos no es una tarea fácil, para ello es necesario saber estar en el momento presente, porque no hay momento como el presente dicen por ahí, pero ¿porqué es tan complicado? estamos atados a muchos círculos de creencias de los que ni siquiera somos conscientes, acerca de lo que deberíamos, tener, ser, lograr, conquistar, etc
Soltemos esas creencias cuando no sean útiles para nosotros y en lugar de planear y fantasear con las cosas mejores que puede traernos el futuro, porque no ser más agradecidos con cada pequeño logro que tenemos día con día, haber perdido ese kilo menos, haber conseguido ese título universitario, o incluso haber pasado todo el día entero sin haberme enojado con nadie, haber conocido a alguien nuevo, empezar a leer un nuevo libro, comenzar a buscar un nuevo empleo, cada cosa que logramos puede ser parte de ese disfrutar de la vida, si tenemos una visión distinta quizá hasta un poco menos ambiciosa o materialista, nos daríamos cuenta de todos los momentos pasados que hemos dejado pasar sin ninguna relevancia esperando por ese supuesto gran cambio, que esta vez si logrará hacernos felices, volver a ver la vida como niños, ¿alguna vez han observado lo maravillados que se muestran los bebés y los niños pequeños ante algo nuevo, ante haber conquistado dar sus primeros pasos o ante un simple y sencillo chorro de agua? ¿en qué momento nos olvidamos de ese asombro tan maravilloso de disfrutar cada pequeña cosa de la vida? y eso no tiene que ver con quedarse conforme con donde estamos o dejar de plantearnos metas, las metas son el mayor motor de nuestras vidas, pero mientras trabajamos por ellas y mientras estas llegan a nosotros de la manera perfecta en la que deben llegar a nuestras vidas, disfrutemos esos primeros pasos como si fuéramos un bebé y pongamos en práctica esa aceptación de las situaciones que aunque no siempre son como nos gustarían son parte del proceso de disfrutar más cada día.
